Liam Martin Hall, lo llamaban el chico de pipa.
Tenía una obsesión con ir a esa montaña, pero para el no era solo una montaña que por las mañana era lo primero que el sol alumbraba y coloreaba con ese color naranja, no, para el era más que eso.
Era donde el aire daba y no mirabas para atrás sino que te centrabas en la vista que verías al llegar a la cima, en la recompensa al llegar allí. Pero tampoco era solo por eso.
Era para huir del dolor y del recuerdo de haber perdido a su mejor amiga el verano pasado, Irene murió en un accidente de coche, y para empeorar la situación sus padres se divorciaron y ahora el tiene que vivir con el maldito amargado del novio de su madre.
Liam corre por los caminos de Pipa, donde las hojas son igual de verdes que sus ojos y el viento igual de libre que su pelo.
Cuando el dolor consume por completo el cuerpo de Liam, el se va corriendo por los senderos de Pipa, y escucha como los arboles le hablan, y el grita el nombre del Irene con la esperanza de que ella responda.
Pipa es tan grande pero esta sola y aún así llena de vida, eso le reconfortaba a Liam.
Puede que por costumbre o por puro dolor y sobredosis de recuerdos , una vez mas se fue corriendo por los caminos de de aquella montaña llamada Pipa, corría y corría hasta que cayo de rodillas y sin ninguna lagrima en los ojos, grito «TE AMO IRENE PEREZ» y con esas palabras tan sinceras salidas de su roto corazón, procedió a tirarse por el mismo barranco en el cual el coche en el que iba Irene se cayó.
Justo ese día hacían cuatro años de la muerte de Irene, el numero favorito de ella.
Y así sin mas Pipa se convirtió en el escenario de una trágica historia de amor.